Derivada de la filosofía vital Mindfulness, traducible como atención plena, el mindful eating es una forma de relacionarse con la comida y nuestra alimentación que implica conciencia en el momento, de ahí que se la conozca como alimentación consciente, y cubre la conciencia desde los alimentos que escogemos hasta como los cocinamos y el momento en que los comemos.
Del mindfulness al mindful eating o alimentación consciente
El mindufulness es una filosofía vital que pivota alrededor de la meditación para vivir el momento presente, el ahora, desde la conciencia. Esta práctica reduce los niveles de ansiedad y estrés a la vez que mejora la concentración y nuestra capacidad para tomar decisiones.
Desde este punto de vista, el mindufull eating se basa en mantener ese punto focal de la atención sobre el presente cuando llevamos a cabo actos vinculados con la comida. Y el objetivo es discernir rutinas y hábitos, valores, creencias, emociones, pensamientos… vinculados con la comida de forma que podamos detectar los que afectan a nuestra salud y disfrutar aquellos que nos hacen personas más sanas. Así que el mindfull eating o la alimentación consciente no es una dieta, sino un camino hacia el autoconocimiento.
Empezando la alimentación consciente por los sentidos
La comida responde a un instinto básico de supervivencia, nos da energía y elementos necesarios para que nuestro organismo funcione. Y por eso nuestro organismo ha desarrollado fórmulas para que la comida se convierta en un estimulo y nos resulte placentera. Pero, ¿podemos descubrir cómo operan esas fórmulas en nosotros mismos, cómo las articula nuestra mente?

Hay dos estímulos esenciales ante la comida vinculados especialmente a dos sentidos de percepción: vista y olfato. Y es que expresiones como “comer por los ojos” o “huele que alimenta” no son gratuitas. Así, podemos comer más en función del aspecto de aquello que ingerimos de igual modo que los aromas resultan un estimulo que nos impulsa sobre ese plato a la par que pueden activar recuerdos, y con ellos emociones, sentimientos…. Y en función de ello podemos acabar comiendo más o menos.
Y vista y olfato actúan en el momento de comer, pero también en el momento de elegir aquello que comemos, en el momento de cocinar e incluso en el de comprar. El mindufull eating o la alimentación consciente te invita a poner atención, conciencia, en cada uno de estos actos, de estos momentos, para evitar simplemente actuar en función de impulsos o rutinas desentrañando cómo se articulan.
A su vez, cuando el alimento pasa por nuestra boca, se activa el sentido del sabor. E incluso antes. ¿A quién no se le ha hecho la boca agua alguna vez? Cuando comemos, la alimentación consciente te invita a saborear y descubrir también qué se activa en ti cuando lo haces hasta que tragas. Y es que si no, el impulso será meterte el siguiente bocado en cuanto los sabores disminuyan, lo que de por sí contribuye a comer más deprisa, y con ello, comer más porque te pasará desapercibida la sensación de saciedad (ver aquí por qué).
Del hambre física al hambre emocional

La alimentación consciente o minful eating también te lleva a ser consciente del por qué comes, y en este sentido, la atención debe focalizarse en el momento en el que sentimos hambre. ¿Cómo es ese hambre? ¿Qué te apetece comer? Poner atención a ello facilita distinguir entre hambre física y hambre emocional (ver aquí diferencias), lo cual incide directamente en el tipo de comida que ingieres y la cantidad (ver aquí que se come con hambre emocional).
Y además, en la medida en que minfulness, la atención plena, mejora la concentración y disminuye la ansiedad, también te va a facilitar ir desactivando progresivamente los episodios de hambre emocional (ver aquí qué incorporar a tu estilo de vida para combatir el hambre emocional).
Mindful eating o alimentación consciente: una camino de autoconocimiento
En conclusión, la práctica del mindful eating o la alimentación consciente no se puede implementar de forma automática ni da resultados inmediatos. Hay que ir practicando para centrar nuestra atención en los actos vinculados a la comida, en el presente, en el momento. Cuanta más práctica tengamos en ello, mayor facilidad para centrar nuestra atención.
Y así, de forma progresiva pero segura, la alimentación consciente te va a llevar a conocer tu relación con la comida. A través de este conocimiento, te facilitará implementar cambios que te harán consciente de otras sensaciones más saludables. Y a través de esas sensaciones, aparecerán nuevos hábitos alimenticios más equilibrados que se reflejarán en tu cuerpo. Por eso desde el principio de este post te decíamos que el mindful eating no es una dieta, sino un camino de autoconocimiento que te llevará a adelgazar precisamente sin ellas.