Hoy día el ejercicio físico está en la base de la pirámide alimenticia junto a otros aspectos vinculados al estilo de vida. Y es que le sedentarismo es uno de los factores de riesgo más importantes en relación al sobrepeso y la obesidad (ver aquí más). Pero es que le beneficio de la práctica deportiva para adelgazar va más allá del hecho de quemar calorías.
Deporte para combatir el hambre emocional
El hambre emocional se estructura a través de elementos psicológicos que nos inducen a comer (ver aquí qué es el hambre emocional), y uno de ellos, muy extendido en la sociedad occidental, es el estrés. El estrés implica una tensión física y emocional que se produce cuando nos enfrentamos a situaciones que sentimos sobrepasan nuestros recursos para afrontarlas. Y una manera de liberar estas tensión es la comida, puesto que la ingesta de ciertos alimentos secreta neurotransmisores del placer como la dopamina.
Pero el deporte también puede cumplir esta función. Y es que la práctica deportiva libera endorfinas, que funcionan también como neurotransmisores, y generan sensaciones de bienestar, alegría e incluso euforia. Por lo tanto, el deporte no sólo nos ayuda a delgazar porque quemamos calorías, sino porque previene el hambre emocional liberando tensiones producidas por el estrés, los cual nos lleva a comer menos, y sobre todo alimentos menos calóricos (ver aquí qué se come cuando se tiene hambre emocional).
El deporte para reducir estrés desde la perspectiva psicológica

Pero además de los beneficios fisiológicos que genera la práctica deportiva, existen beneficios psicológicos del deporte que ayudan a reducir el estrés.
Y es que, mientras se está haciendo ejercicio físico, el cerebro se distrae de aquellos factores de nuestra vida que nos producen estrés o, por decirlo de otra manera, nos ayuda a limpiar la mente y relajarnos con ello, con lo que reduce los niveles de estrés que operan en nuestro organismo.
Para ello es importante encontrar una práctica deportiva que nos resulte placentera, más que autoimponérnosla como una obligación. Y su práctica debe ser regular, no puntual. Si además se puede ligar a la socialización, mayor será la liberación de endorfinas, puesto que parece que las relaciones sociales y la risa las fomentan, a la par que aumenta el nivel psicólogico de distracción de nuestro cerebro en relación a los factores de estrés.