Lo conocemos como efecto rebote, efecto yo-yo… y es ese temido y odiado proceso en el cual, tras una pérdida de peso, este se recupera e incluso se engorda más que antes de adelgazar. ¿Por qué se produce el efecto rebote? ¿Y cómo evitarlo?
Las razones por las que se produce el efecto rebote

Las razones del efecto rebote o el efecto yo-yo se empiezan a fraguar en la forma de adelgazar. Y es que el efecto rebote acabará sucediendo tras una pérdida de peso rápida asociada a dietas muy restrictivas y desequilibradas (como las dietas milagro -ver aquí).
Con este tipo de dietas, baja la ingesta de calorías y también de nutrientes, por lo que el metabolismo se ralentiza para aprovechar mejor precisamente energía y nutrientes. Por otro lado, se deshace del agua, ya que no la necesita para metabolizar los alimentos (porque precisamente se le están restringiendo). Y así empieza un adelgazamiento no por quemar masa grasa, sino por pérdida de líquidos.
A medida que ese dieta restrictiva se mantiene, lo siguiente para el organismo es obtener la energía que no obtiene de la ingesta de alimentos. Y lo hace convirtiendo en energía las proteínas del tejido muscular (ver aquí qué es el estado de cetosis). Con ello, no sólo obtiene energía, sino que a su vez la ahorra, porque el músculo gasta energía. Y por lo tanto, se sigue perdiendo peso, sin que por ello se movilicen realmente las reservas de masa grasa.
Total, que cuando ya se ha adelgazado perdiendo el peso a todo trapo, lo que también tenemos es un metabolismo en relentí, un organismo que gasta menos calorías y en modo alerta por la falta de nutrientes, si no directamente desnutrido.
Y se acaba la dieta, y vuelvo a engordar: efecto rebote servido

Y efectivamente, acabamos esa dieta restrictiva, en la que normalmente se ha hecho un uso importante de la fuerza de voluntad para llevarla a cabo (ver aquí el peligro de usar la fuerza de voluntad para adelgazar) y, por tanto estamos agotados de comer tan poco y tan aburrido. Y claro, empezamos a comer más, que ahora ya estamos delgados y no hace falta ser tan duros.
Pero claro, el cuerpo estaba en alerta y quemando menos calorías, así que lo que va a hacer es guardar todo lo que pueda, por si vuelve la alimentación restrictiva a la que le habíamos sometido. Además, la fuerza de voluntad sin cambio de hábitos alimenticios, nos llevará a comer con más ansiedad, una ansiedad también impulsada por un organismo que demandará nutrientes que se le habían negado, con lo cual, comeremos más de lo necesario y alimentos quizás más cargados de grasas y azúcares. Y el cuerpo guardará y guardará. Y todo lo que el cuerpo guarda al final son reservas que aumentan nuestra masa grasa. Con lo cual, se vuelve a engordar rápidamente y así se produce el efecto rebote o efecto yoyó.
¿Cómo evitar el efecto rebote?
En verdad, en la explicación de las causas ya hemos explicado cómo evitarlo. Y los pasos son dos, aparentemente sencillos, pero que nos pueden embarcar en un viaje más largo de lo que parecer.
- Perder peso progresivamente,a través de una alimentación variada que ajuste nutrientes, calorías y actividad física.
- Utilizar ese periodo de pérdida de peso progresiva para replantear nuestros hábitos alimenticios, de forma que una vez se adelgace, no se vuelva a comer de la misma forma que nos llevó a engordar.