Seguro que alguna vez te ha tocado hacer dieta blanda por recomendación médica. Pero demasiado a menudo, cuando estamos ante esta situación, no vamos mucho más allá de arroz cocido, la zanahoria, el pollo o el pescado blanco, y la manzana cocida. Aunque las dietas blandas no suelen alargarse, podemos hacer una alimentación más variada cuando nos sometemos a ellas. ¿Quieres saber cómo?
¿Qué es una dieta blanda?
La dieta blanda se podría definir como un plan de alimentación que, ante ciertas enfermedades, el médico prescribe para facilitar la digestión, de forma que el aparato digestivo pueda descansar y no se tenga que esforzar.
Así pues, en general, una dieta blanda se caracteriza por ser pobre en grasas y fibras (no se deberían consumir más de 10 o 15gr diarios al seguirla), así como azúcares o glúcidos simples.
¿Qué alimentos se deben evitar al seguir una dieta blanda?
Por todo ello, la dieta blanda favorece alimentos que no sobreexciten los jugos gástricos ni puedan irritar mucosas, con lo cual no se recomienda ingerir:

- grasas, como mantequilla, aceite, y por lo tanto, tampoco métodos de cocción que los usen como frituras o confitados (ver aquí ¿Qué métodos de cocción son más sanos?);
- platos especiados y/o picantes, lo cual suele incluir guisos o salsas, para cuya elaboración, además, se emplean grasas;
- alimentos con carga ácida, desde frutas cítricas o sus zumos a condimentos como el vinagre
- legumbres ya que de normal, por su composición, son de difícil digestión;
- cereales integrales o derivados, por el aporte de fibra que implican, al igual que frutas sin pelar, y hortalizas crudas y sin pelar;
- azúcar de mesa ni dulces, para evitar los azúcares simples, lo cual sería aplicable a los refrescos, y sobre todo si además llevan gas;
- bebidas irritantes, que lleven cafeína o alcohol.
¿Qué alimentos se recomiendan en una dieta blanda?
Los alimentos recomendados en las dietas blandas deben ir cocinados y, además, con métodos de cocción que no impliquen grasas. Así irán asados a la plancha o al horno, hervidos o al vapor (ver aquí). Los alimentos que se recomiendan son:
- Pollo o pavo. Cabe recordar que, aunque ambas son carnes blancas, las pechugas son más magras aún que los muslos.
- Pescados, sobre todo blancos, de más fácil digestión.

- Huevos. Cocidos o en tortilla.
- Cereales refinados (no integrales). En este apartado destaca sobre todo el arroz blanco, simplemente cocido. Pero también se puede incluir la pasta fina, como unos fideos. Y en el caso del pan, se recomienda ingerirlo sin corteza, justamente para rebajar la fibra, y en general, mejor tostado.
- Patatas hervidas o al vapor.
- Determinadas verduras u hortalizas, peladas y nunca en crudo, que no sean especialmente ricas en fibra como zanahorias, calabaza, calabacín, remolacha, espinacas…
- Compota casera de determinadas frutas, como manzana, pero también pera o plátano. En lugar de compota, también pueden ir asadas o cocidas, y siempre peladas para no ingerir la fibra que la piel aporta.
- Sopas a partir de caldos desgrasados de pollo, pescado blanco o verduras.
- Infusiones sin azúcar, a excepción del té, ya que la teína es lo mismo que la cafeína.