La dieta sostenible es una dieta equilibrada, sostenible para tu cuerpo pues favorece la consecución y mantenimiento de tu peso ideal, eliminando los riesgos para la salud del exceso de grasa. Y es sostenible para el planeta porque tiene en cuenta las repercusiones sociales y ambientales en la producción y distribución de alimentos, optando por aquellos que dejan menor huella ecológica. ¿Cuáles son las claves para seguirla?
Cómo debe ser una dieta sostenible

- Consumir preferiblemente alimentos de proximidad en lugar de alimentos de lugares lejanos. Por un lado son más frescos, conservando así todas sus propiedades nutritivas; por el otro, se ahorra energía en el transporte, y en consecuencia, los recursos empleados para generarla y la contaminación derivada del transporte.
- Aumentar el consumo de alimentos vegetales (frutas, hortalizas, legumbres, y cereales). Los nutricionistas recomiendan que una dieta equilibrada debe contener un 50% de alimentos vegetales, y en dietas como la Harvard, a través del plato saludable, la proporción llega a un 75% (50% frutas y verduras y 25% cereales). Además de por su valor nutritivo, bajo en grasas, su producción es más sostenible, ya que por ejemplo, para producir 1 ración de vacuno hace falta la misma superficie que para producir 16 raciones de proteína vegetal, y a su vez, para producir un kilo de trigo se necesitan 30 litros de agua, mientras que para un kilo de vacuno la cantidad aumenta hasta unos 300 litros.
- Rebajar al máximo el consumo de alimentos procesados: zumos, salsas, etc. Es mejor comprar tomates y hacerse la salsa, o comprar las naranjas y hacerse el zumo, ya que no sólo se evitan elementos añadidos (como azúcar), sino que se evita al planeta gasto energético y residuos.
- Consumir preferentemente cereales integrales. Resultan más nutritivos por su aporte en fibra, y al ser alimentos menos refinados, se ahorra energía y recursos naturales.
- A la hora de consumir carne, rebajar la ingestión de carne roja (no sólo por su huella ecológica, sino también por las grasas saturadas), y en todo caso, optar por la carne ecológica, que implica que la cría del animal ha sido al aire libre, alimentándose básicamente de pastos y agua del entorno, y sin forzar su crecimiento para el consumo humano.

- En cuanto a los huevos, elegir huevos camperos o ecológicos. En los códigos que se imprimen sobre los huevos, el campero lleva el número 1 más las letras del país de origen (1ES para España). Los huevos ecológicos llevan el número 0 (0ES para España).
- Optar por conservas naturales de alimentos, como desecación o conservación, ya que conservan las propiedades nutritivas sin apenas gasto energético.